Siete puntos esenciales para entender tu vida en la Tierra
Cuando observamos nuestra vida en la Tierra desde un punto de vista únicamente físico, es muy habitual que haya experiencias que escapen a cualquier lógica y comprensión. Desde aquí, nadie en su sano juicio elegiría algunas de las vivencias que han atravesado o están experimentando en este momento. ¿Quién querría perder a un ser querido, tener una dura enfermedad o vivir en la pobreza y la exclusión? Nadie, evidentemente. Si nos quedamos en esta perspectiva, todo parece desordenado y, sobre todo, injusto.
Sin embargo, la realidad es mucho más grande de lo que podemos ver físicamente. Si subimos un escalón y contemplamos la vida física desde la perspectiva espiritual, en ese momento podemos descubrir el profundo orden y el enorme sentido de todo lo que nos sucede aquí, incluso de los más mínimos detalles. Tomar una perspectiva espiritual no tiene nada que ver con la religión que cada uno profese o con mantener una confianza ciega sin razonar sobre lo que se nos dice. Al contrario, subir ese escalón es un acto de consciencia y de reconocimiento que cada uno debe realizar a su ritmo y con un sano espíritu crítico que nos ayude a diferenciar lo real de lo falso en todos los terrenos.
1 | Todas las situaciones que experimentas en la Tierra tienen un profundo sentido
Desde las situaciones más importantes hasta aquellas que en pueden parecer insignificantes, todas se están produciendo en tu vida con una clara finalidad. Y aunque no puedas entenderlas desde un punto de vista físico, muy probablemente como alma estás realizando el trabajo que has venido a hacer en esa situación.
2 | Tú has planificado tu vida en la Tierra
Desde el mundo espiritual, también llamado plano mental, siempre planificamos la vida que vamos a experimentar en la Tierra. De nuevo, esto es algo que desde un punto de vista únicamente físico puede resultar incompresible e incluso ofensivo, pero a nivel espiritual es un concepto clave.
Cuando desde los planos superiores decidimos encarnar en la Tierra, lo hacemos con unos objetivos concretos que nos ayuden a evolucionar. Por tanto, antes de venir a este mundo físico realizamos la planificación de nuestra vida humana. Para ello contamos con la ayuda y la participación varios seres: nuestro Guía, otros Guías encargados de llevar a cabo esta tarea y, en algunas ocasiones, Sabios que supervisan toda la planificación. De manera que no estamos solos eligiendo nuestra vida en la Tierra, sino que nos acompañan y aconsejan durante todo el proceso. Allí sabemos que somos seres inmortales y que nuestras vidas en la Tierra son algo puntual, limitadas en el tiempo. Desde allí no tenemos miedo, sufrimiento ni apegos, de modo que eso no nos condiciona en nuestras decisiones. Por tanto, lo que buscamos durante la planificación es obtener el mejor aprendizaje posible y para ello elegiremos las situaciones que más lo favorezcan.
Cuando durante una regresión los pacientes acceden a los recuerdos de su planificación de vida, podemos ver cómo se elige prácticamente todo. Ya no solo las situaciones, sino las personas que van a estar en tu vida, tu sexo, tu cerebro, tus capacidades e incluso tu aspecto físico. Nada se deja al azar.
3 | Todo lo que te sucede es para ti
Una vez que hemos encarnado en la Tierra, nuestro plan de vida comenzará a desplegarse. Por tanto, todas las situaciones que vas a vivir, todo lo que te va a suceder, está ahí exclusivamente para ti. Es muy frecuente que la mente humana busque la causa a sus problemas en el exterior: culpando a otros, esperando que los demás cambien o deseando que las situaciones sean distintas a las que son. Pero la realidad espiritual, la verdad de lo que sucede, es que eres tú quien debe hacerse consciente en esas situaciones y actuar desde esa consciencia. Son para tu evolución.El maestro Eckhart Tolle resumió esto maravillosamente bien cuando dijo: “La vida nos pone en el camino las experiencias que necesitamos para la evolución de nuestra consciencia. ¿Cómo saber si esta es la experiencia que necesitas? Porque es la experiencia que estás viviendo en este momento”.
4 | Siempre tenemos libre albedrío
Cuando encarnamos en la Tierra y comenzamos a vivir las experiencias que hemos planificado, siempre tenemos libertad para tomar decisiones. Esa es precisamente la gracia de la experiencia aquí. Si viniésemos sin esa capacidad, la evolución en este plano sería mucho menor. Es precisamente a través del libre albedrío como aprendemos, evolucionamos y, también, como acumulamos karma (acciones que generan sufrimiento y que tendremos que equilibrar en la misma vida o en otra reencarnación).
5 | La responsabilidad es individual
Tú eres responsable de tus acciones, tanto contigo mismo como con los demás. En las regresiones hemos podido ver cómo no importa que alguien te ordene hacer daño a otra persona o que te manipulen para que expandas el sufrimiento ideado por otros. Si eres consciente de lo que haces, aunque sea mínimamente, tú eres responsable de tus acciones. Y esto es algo muy importante para tener en cuenta en todos los ámbitos de la vida en la Tierra.
6 | La experiencia física es única
Aunque nuestra auténtica naturaleza es espiritual, así como nuestro hogar, el que hayamos decidido encarnar en la Tierra y no en otros lugares se debe a que las experiencias que aquí podemos vivir son únicas. Este plano físico nos ofrece oportunidades extraordinarias para aprender y evolucionar con mayor rapidez y profundidad que otros lugares.
En muchas regresiones hemos podido ver que la Tierra es uno de los lugares más complejos y difíciles en los que podemos estar. Esto es lo que le da el gran valor evolutivo que tiene. De hecho, no hay almas que reencarnen aquí hasta no estar suficientemente preparadas y evolucionadas para hacer frente a lo que el plano físico requiere.
7 | Todos somos Uno
Todos los seres humanos de la Tierra somos almas. Almas encarnadas en cuerpos físicos tratando de cumplir con nuestro plan espiritual. Podemos tener un enorme conocimiento de los planos superiores, pero si no entendemos esto, no hemos comprendido prácticamente nada.
Quien te atiende en un comercio, es un alma. Tu pareja, tu hijo, es un alma. La persona que huye de su país tratando de sobrevivir al hambre o a la guerra, es un alma. Aquellos con ideas, orientaciones o conductas diferentes a las tuyas, son almas. Y cada alma es una proyección de Dios, del Uno. Cada vez que con nuestra conducta fomentamos el odio, el desprecio y el rechazo al otro, no solo hemos olvidado lo que somos, sino que estás retrasando tu evolución espiritual y la de todos los que te rodean.